Hace tiempo, mas del que quisiera, que
tristemente percibo la crueldad con la que nos tratamos.
No se si alguna vez se detuvieron a
pensar que gran parte de las bromas que nos gastamos tiene como fin
el hacer enojar al otro. Y si el otro se enoja se dice que no tiene
sentido del humor.
Cuando estaba en el colegio secundario,
las “bromas pesadas” estaban a la orden del día. En realidad no
me gustaban mucho y trataba de no caer en el circulo vicioso de
generar y recibir bromas, pero para pertenecer a un mínimo circulo
social, había que caer necesariamente en el ritual de recibir y
prodigar estos flagelos y pretender que causan gracia. Se bien que el
ridículo es una forma de humor, pero no es la única manera de causar
gracia que existe. Conozco varias otras formas, el absurdo por
ejemplo, pero la crueldad parece ser la única manera con la que
realmente nos divertimos.
Ahora que lo veo a la distancia,
entiendo porque para muchas personas el colegio secundario podía
transformarse en un suplicio. Y lo mas triste es que los profesores,
guias de nuestra formación como personas y por tanto grandes
responsables de la dirección de la sociedad, parecían no darse cuenta
de que esto sucedía, cuando no lo aprobaban soslayada o abiertamente.
Detengamonos un minuto a pensar cuantas
veces en el día realizamos acciones ofensivas hacia los demás.
Cuantas veces nos jactamos de “hacer calentar” a otra persona. Al
punto tal, a veces, de poner en riesgo la vida propia y de terceros:
“le tire el coche encima y se puso como loco”, “me le puse
adelante y lo lleve a 20 kilómetros todo el camino, no sabes lo que
puteo ese hombre”. Cuestiones por el estilo son frecuentes en el
dia a dia del transito. No infringimos grandes cantidades de enojo
gratuito y lo peor, es que si nos preguntamos por que o para que, no
encontramos una respuesta, ni siquiera una pequeña escusa. Cualquier
argumento se torna fuertemente rebatible ante nuestro propio
razonamiento. Y mucho menos defendible es esta actitud si la ponemos
en términos de beneficios: Que podemos ganar haciendo enojar al otro,
mas que lograr que el otro nos agreda? En términos de negociación,
menos aun, a menos que sea una estrategia especifica, cosa que no
sucede ni en el 99% de los casos a los que me refiero.
Y lo que es peor, muchas veces,
realizamos estas acciones enfrente de nuestros hijos, quienes
empiezan a creer que esa forma es la forma correcta de tratar a los
demás.
Cuando empezamos con esta escalada de
agresión? Desde cuando empezamos a ver a la crueldad como una forma
de humor? De donde arranca esta costumbre?
Bueno, como se imaginarán, no estaría
preguntando esto si no fuera porque creo que tengo la respuesta. Y
acá va: La costumbre de tratarnos mal es una simple herramienta para
mantenernos separados. Cuantas veces escuchamos y dijimos el famoso
proverbio de que “la unión hace la fuerza”. Cuantas películas,
cuentos, moralejas y enseñanzas hay basadas en este concepto.
Trabajo en equipo, acción conjunta, coordinación, son de hecho
frases o conceptos habituales en nuestro medio laboral. Y sin
embargo, nos odiamos los unos a los otros sin saber porque. Nos
odiamos por grupos (xenofobia), nos odiamos por raza (racismo), nos
odiamos por genero (feminismo, machismo), por ideologías (comunismo
vs capitalismo), por clase social (clasismo), por religión, por
cuadro de fútbol , por edad, por todo, nos odiamos por todo. Incluso
nunca profundizamos en las razones de nuestros odios, porque
simplemente nunca hay muchas ni muy firmes. Pero la cuestión es que
siempre terminamos divididos y heridos. Y lo peor de todo es que nos
dejamos dominar por el odio hasta el punto de querer matar o
directamente matar por cuestiones que son increiblemente estúpidas.
Sino que alguien me explique como alguien puede matar a otra persona
por ser hincha de otro equipo, o por tener la piel de otro color o
por profesar una religión diferente. No, no tiene explicacion mas que
el alimentar la inercia del odio que nos mantiene tan distanciados.
Y por otro lado, cuando por ahí nos
aflojamos un poco, cuando tenemos un poco de tiempo libre para
compartir con conocidos y desconocidos, como una fiesta o un fogón,
sin darnos cuenta, nos empieza a simpatizar cualquier persona,
empezamos a encontrar similitudes y puntos de contacto con los demás,
nos sentimos apreciados y apreciamos mas a los demás. Nos afloran las
emociones, (muchas veces ayudadas por el alcohol o algún otro
psicoactivo, vale decir), cantamos, bailamos, descubrimos vecinos,
parentescos y nos sentimos contentos de pertenecer a un grupo y de
poder ser dentro de este un individuo que valora, aprecia y ama al
resto en forma recíproca.
Y yo me pregunto entonces, si esto es
así, si es mas fácil y mas placentero querer que odiar, si es incluso
de mayor provecho, porque entonces al otro dia salimos a la calle y
seguimos odiando a todo el mundo. Al gordo con cara de pelotudo, al
milico boton, al forro del jefe, al pajero del empleado, al negro de
mierda, a la vieja conchuda, todos, todos los que nos cruzamos tienen
un aspecto odioso que aflora cuando estamos dentro de nuestra triste
rutina. Y claro, busco adentro mio y encuentro la respuesta. Si
apreciamos y valoramos al otro, sencillamente no lo podemos
explotar. Si queremos al prójimo, no podemos hacer que este trabaje
para nosotros o para otros en condiciones que sabemos que no son las
correctas. En cambio si odiamos al otro, lo podemos someter con menos
dificultad, para que haga cosas que a nosotros mismos nos molestaría
hacer. Si odiamos al prójimo, no nos importa que sus hijos, iguales a
nuestros hijos, vivan en condiciones precarias y marginales. No es
casualidad que la iglesia en su momento haya declarado que los
africanos o los aborígenes americanos no tienen alma. Con esta
excelente excusa, los dueños de las plantaciones de algodón
norteamericanos o los terratenientes brazileros los trataban como si
fueran ganado, brindándoles el sustento básico para que sigan vivos,
y aleccionando a aquellos que no se sometieran.
Sin odio, como podrían los soldados
norteamericanos esparcir bombas y napalm desde las alturas sin
preguntarse acaso que pasaba con las personas que vivían allí. Sin
odio, nadie tira una bomba que mata a mas de cienmil personas en
hiroshima. Sin odio, estaríamos bastante mejor.
El odio es eso, una herramienta de la
matrix, una herramienta de este sistema. Estamos criados en una
sociedad basada en el odio, y ahora que lo sabes, tendrias que
revisar tus odios, y al menos, tratar de desechar o prescindir de
algunos, al menos los superficiales. El resto, analizalos y fijate hasta donde
llegan, no creo que sean muy profundos. Es dificil, ya se, me lo van
a decir a mi, que odiaba bastante y que aun odio bastantito. Después
de todo, en la escuela, en el trabajo, en la cancha, en la tele, en
la radio, nos trasmiten mas odio que otras cosa. Estamos bombardeados
constantemente y nosotros mismos criamos a nuestros hijos en el odio.
Pero esto es perdonable hasta que tomamos conciencia de que es asi,
desde este punto en mas, podemos tratar de cambiar.
Y ya dejándolos y rozando el tema de
las conspiraciones,pregunto: Ustedes creen que la CIA persiguió a los hippies
(que profesaban el amor) por pura casualidad? Espero que ahora no
piensen lo mismo.
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