jueves, 3 de noviembre de 2011

Quiero que me trates suavemente


Hace tiempo, mas del que quisiera, que tristemente percibo la crueldad con la que nos tratamos.
No se si alguna vez se detuvieron a pensar que gran parte de las bromas que nos gastamos tiene como fin el hacer enojar al otro. Y si el otro se enoja se dice que no tiene sentido del humor.

Cuando estaba en el colegio secundario, las “bromas pesadas” estaban a la orden del día. En realidad no me gustaban mucho y trataba de no caer en el circulo vicioso de generar y recibir bromas, pero para pertenecer a un mínimo circulo social, había que caer necesariamente en el ritual de recibir y prodigar estos flagelos y pretender que causan gracia. Se bien que el ridículo es una forma de humor, pero no es la única manera de causar gracia que existe. Conozco varias otras formas, el absurdo por ejemplo, pero la crueldad parece ser la única manera con la que realmente nos divertimos.
Ahora que lo veo a la distancia, entiendo porque para muchas personas el colegio secundario podía transformarse en un suplicio. Y lo mas triste es que los profesores, guias de nuestra formación como personas y por tanto grandes responsables de la dirección de la sociedad, parecían no darse cuenta de que esto sucedía, cuando no lo aprobaban soslayada o abiertamente.

Detengamonos un minuto a pensar cuantas veces en el día realizamos acciones ofensivas hacia los demás. Cuantas veces nos jactamos de “hacer calentar” a otra persona. Al punto tal, a veces, de poner en riesgo la vida propia y de terceros: “le tire el coche encima y se puso como loco”, “me le puse adelante y lo lleve a 20 kilómetros todo el camino, no sabes lo que puteo ese hombre”. Cuestiones por el estilo son frecuentes en el dia a dia del transito. No infringimos grandes cantidades de enojo gratuito y lo peor, es que si nos preguntamos por que o para que, no encontramos una respuesta, ni siquiera una pequeña escusa. Cualquier argumento se torna fuertemente rebatible ante nuestro propio razonamiento. Y mucho menos defendible es esta actitud si la ponemos en términos de beneficios: Que podemos ganar haciendo enojar al otro, mas que lograr que el otro nos agreda? En términos de negociación, menos aun, a menos que sea una estrategia especifica, cosa que no sucede ni en el 99% de los casos a los que me refiero.
Y lo que es peor, muchas veces, realizamos estas acciones enfrente de nuestros hijos, quienes empiezan a creer que esa forma es la forma correcta de tratar a los demás.

Cuando empezamos con esta escalada de agresión? Desde cuando empezamos a ver a la crueldad como una forma de humor? De donde arranca esta costumbre?

Bueno, como se imaginarán, no estaría preguntando esto si no fuera porque creo que tengo la respuesta. Y acá va: La costumbre de tratarnos mal es una simple herramienta para mantenernos separados. Cuantas veces escuchamos y dijimos el famoso proverbio de que “la unión hace la fuerza”. Cuantas películas, cuentos, moralejas y enseñanzas hay basadas en este concepto. Trabajo en equipo, acción conjunta, coordinación, son de hecho frases o conceptos habituales en nuestro medio laboral. Y sin embargo, nos odiamos los unos a los otros sin saber porque. Nos odiamos por grupos (xenofobia), nos odiamos por raza (racismo), nos odiamos por genero (feminismo, machismo), por ideologías (comunismo vs capitalismo), por clase social (clasismo), por religión, por cuadro de fútbol , por edad, por todo, nos odiamos por todo. Incluso nunca profundizamos en las razones de nuestros odios, porque simplemente nunca hay muchas ni muy firmes. Pero la cuestión es que siempre terminamos divididos y heridos. Y lo peor de todo es que nos dejamos dominar por el odio hasta el punto de querer matar o directamente matar por cuestiones que son increiblemente estúpidas. Sino que alguien me explique como alguien puede matar a otra persona por ser hincha de otro equipo, o por tener la piel de otro color o por profesar una religión diferente. No, no tiene explicacion mas que el alimentar la inercia del odio que nos mantiene tan distanciados.

Y por otro lado, cuando por ahí nos aflojamos un poco, cuando tenemos un poco de tiempo libre para compartir con conocidos y desconocidos, como una fiesta o un fogón, sin darnos cuenta, nos empieza a simpatizar cualquier persona, empezamos a encontrar similitudes y puntos de contacto con los demás, nos sentimos apreciados y apreciamos mas a los demás. Nos afloran las emociones, (muchas veces ayudadas por el alcohol o algún otro psicoactivo, vale decir), cantamos, bailamos, descubrimos vecinos, parentescos y nos sentimos contentos de pertenecer a un grupo y de poder ser dentro de este un individuo que valora, aprecia y ama al resto en forma recíproca.
Y yo me pregunto entonces, si esto es así, si es mas fácil y mas placentero querer que odiar, si es incluso de mayor provecho, porque entonces al otro dia salimos a la calle y seguimos odiando a todo el mundo. Al gordo con cara de pelotudo, al milico boton, al forro del jefe, al pajero del empleado, al negro de mierda, a la vieja conchuda, todos, todos los que nos cruzamos tienen un aspecto odioso que aflora cuando estamos dentro de nuestra triste rutina. Y claro, busco adentro mio y encuentro la respuesta. Si apreciamos y valoramos al otro, sencillamente no lo podemos explotar. Si queremos al prójimo, no podemos hacer que este trabaje para nosotros o para otros en condiciones que sabemos que no son las correctas. En cambio si odiamos al otro, lo podemos someter con menos dificultad, para que haga cosas que a nosotros mismos nos molestaría hacer. Si odiamos al prójimo, no nos importa que sus hijos, iguales a nuestros hijos, vivan en condiciones precarias y marginales. No es casualidad que la iglesia en su momento haya declarado que los africanos o los aborígenes americanos no tienen alma. Con esta excelente excusa, los dueños de las plantaciones de algodón norteamericanos o los terratenientes brazileros los trataban como si fueran ganado, brindándoles el sustento básico para que sigan vivos, y aleccionando a aquellos que no se sometieran.
Sin odio, como podrían los soldados norteamericanos esparcir bombas y napalm desde las alturas sin preguntarse acaso que pasaba con las personas que vivían allí. Sin odio, nadie tira una bomba que mata a mas de cienmil personas en hiroshima. Sin odio, estaríamos bastante mejor.
El odio es eso, una herramienta de la matrix, una herramienta de este sistema. Estamos criados en una sociedad basada en el odio, y ahora que lo sabes, tendrias que revisar tus odios, y al menos, tratar de desechar o prescindir de algunos, al menos los superficiales. El resto, analizalos y fijate hasta donde llegan, no creo que sean muy profundos. Es dificil, ya se, me lo van a decir a mi, que odiaba bastante y que aun odio bastantito. Después de todo, en la escuela, en el trabajo, en la cancha, en la tele, en la radio, nos trasmiten mas odio que otras cosa. Estamos bombardeados constantemente y nosotros mismos criamos a nuestros hijos en el odio. Pero esto es perdonable hasta que tomamos conciencia de que es asi, desde este punto en mas, podemos tratar de cambiar.
Y ya dejándolos y rozando el tema de las conspiraciones,pregunto: Ustedes creen que la CIA persiguió a los hippies (que profesaban el amor) por pura casualidad? Espero que ahora no piensen lo mismo.  

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